(CNN) — Cuando Josh, de 12 años, dijo que había escuchado múltiples disparos una noche de verano de 1989, su madre no le creyó. Después de todo, los disparos eran inimaginables en su adinerado vecindario de Beverly Hills. Sin embargo, al otro día amanecieron con la noticia de que, a solo dos puertas de su casa, los vecinos José y Kitty Menéndez habían sido asesinados a tiros.
La policía, los reporteros y los curiosos pronto inundaron el vecindario mientras el público comenzaba a seguir el caso que terminó en 1996 con los hermanos Erik y Lyle Menéndez condenados a cadena perpetua por el homicidio de sus padres. Casi treinta años después, múltiples dramatizaciones y documentales sobre los crímenes, y las acusaciones de abuso contra sus padres han galvanizado un movimiento para la liberación anticipada de los hermanos, que podría decidirse a principios del próximo año, y han convertido la antigua mansión de US$ 17 millones de la familia Menéndez en un importante destino turístico una vez más.
“Creo que todos habíamos suspirado aliviados en los últimos, diría, diez años: el número de camiones y autobuses turísticos había disminuido”, dijo Josh a CNN en una entrevista reciente. “Ahora, de repente, todos están siguiendo el caso de nuevo, y entonces otra vez volvió el tráfico, y los autobuses turísticos y la gente: es caótico”.
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Josh, quien desea ser identificado solo por su primer nombre por razones de privacidad y seguridad, ahora tiene poco más de 40 años y frecuenta su hogar de la infancia donde su madre aún vive.
En el transcurso de unas pocas horas de una tarde de miércoles a finales de octubre, cuatro camionetas y autos turísticos en los que sonaban las canciones de Milli Vanilli “Blame It on the Rain” y “I’m Gonna Miss You” condujeron lentamente por la calle, mientras docenas de curiosos se estacionaban cerca para observar y filmar la antigua casa de los Menéndez. Los curiosos incluían grandes familias de vacaciones de Argentina, Colombia, Guatemala y Suecia, muchas de las cuales hablaban de la abrumadora popularidad de “Monsters: the Lyle and Erik Menendez Story” de Ryan Murphy, que se lanzó en septiembre.
Y la locura no es nada nuevo en el mundo del crimen real.
“Hay una fetichización de estos lugares, (hay una idea de) que de alguna manera uno puede comprender o conectar más profundamente si regresa a la escena del crimen”, dijo Adam Golub, profesor de estudios americanos en la Universidad Estatal de California, Fullerton. Agregó que las escenas del crimen de asesinos en serie como Jeffrey Dahmer y John Wayne Gacy han atraído una atención pública similar.
La fascinación por las escenas del crimen ha causado inconvencientes por parte de quienes visitan la casa de los Menéndez. El Departamento de Policía de Beverly Hills dijo a CNN que respondieron a 16 llamadas en octubre por quejas de tráfico relacionadas con autobuses y camionetas turísticas, así como incidentes por allanamientos y ruidos molestos.
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“Siempre hay un grupo de personas frente a la casa, e incluso hay algunas personas que entran al callejón e intentan asomarse por encima de la cerca para ver qué está pasando adentro”, dijo Josh.
El año antes de irse a la universidad, Josh y su madre testificaron en el primer juicio de los hermanos como testigos de los disparos, una pieza crucial de evidencia para la acusación, ya que el recuerdo de su madre de escuchar una pausa entre los disparos indicaba que los hermanos habían recargado sus armas, lo que sentó las bases para el argumento de la acusación de un homicidio premeditado. Aparte de los vagos recuerdos de los hermanos practicando tenis durante la noche y ofreciendo lecciones de tenis a los niños del vecindario, Josh dijo que los años han desgastado a los hermanos y el juicio de su memoria.
Pero la renovada actividad en su vecindario de la infancia ha traído de vuelta la familiaridad del caos que siguió a los crímenes.
“Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez”, está protagonizada por Cooper Koch como Erik Menéndez y Nicholas Chávez como Lyle Menéndez. (Miles Crist/Netflix)
Defensores de la justicia mezclados con fanatismo
Con el caso Menéndez de nuevo al centro de atención gracias a la serie de Netflix, los hermanos han alcanzado un nivel de estatus de celebridad gracias a una nueva base de fanáticos, según Golub.
Los simpatizantes van desde aquellos que abogan por la justicia para los hermanos sobrevivientes de abuso, hasta una devoción extraña por ellos. Algunos argumentan que el comportamiento similar al de los aficionados en las redes sociales o en los autobuses turísticos disminuye la seriedad de la historia de los hermanos y sus crímenes; pero Golub dijo que la atención pública también puede sentar un precedente para el cambio.
“Si el caso de los hermanos Menéndez lleva a una nueva sentencia, también hay un incentivo para continuar con este tipo de fanatismo”, dijo.
Con una audiencia de nueva sentencia programada para el 30 de enero, Josh, quien ha pasado las últimas tres décadas creciendo, convirtiéndose en abogado y formando su propia familia, está de acuerdo con la mayoría de los simpatizantes que argumentan que los hermanos Menéndez ya han pagado por sus crímenes.
“Creo que han pasado mucho tiempo, y han tenido tiempo para reflexionar”, dijo Josh. “No niego lo que hicieron, pero nuestros impuestos se gastarían mejor encarcelando a personas que son una amenaza para la sociedad”.
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